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Ondas del Mundo estas historias son el producto de mi experiencia por el mundo en el que he vivido.

Por Naran Sodnomyn.

Para uno que está iniciando a escribir es grato recibir buenos comentarios, observaciones y hasta solicitud de aclaraciones al texto. Gracias al internet tuvieron posibilidad de leerme mis amigos, que están en Rusia, Perú, Colombia, Brasil, Estados Unidos, Mongolia y México. Tomé en consideración los comentarios y opiniones que me enviaron sobre este tema: cómo viven las familias en tiempos de guerra. Aclaro, no estoy a favor de la guerra, ni estoy a favor de los gobiernos ruso o ucraniano, estoy tratando de dar a conocer parte de lo que opina el pueblo ruso y ucraniano, que están sufriendo las consecuencias de la guerra. De sus solicitudes, publico breves pláticas que mis amigos quisieron expresar, lo que ellos piensan en relación con el tema de las familias en tiempos de guerra. Pongo para su juicio a usted,  las platicas más que me llamaron la atención.   

La primera es Elena, una amiga que actualmente vive en la ciudad de Lipetsk, Rusia. Ella comenta que su mama es ucraniana y su suegra también, tiene a su tío que aún vive en Ucrania.  Así como su familia, hay muchas otras en Rusia, y viven sin problemas y conflictos. Están muy preocupados y tristes, pues están muriendo muchos inocentes, niños y ciudadanos. Mi amiga comenta, -no sé porque todo el mundo está contra Rusia, da mucha tristeza, pareciera que el mundo se olvidó de quién inició la guerra-. A lo que continúa:

-Cuando los ucranianos iniciaron el conflicto, en 2014, en Donetsk y Donbass, fue contra la población rusa que vive en esos territorios ucranianos. Cuando en su ciudad llegan los ucranianos ellos organiza las recolectas de donativos para ellos, como la ropa y comida, nadie se opone a ellos. Ahora, qué está pasando en Ucrania, todos están bajo la propaganda contra Rusia y los ruso-hablantes, bajan las estatuas memoriales, prohíben la enseñanza del idioma ruso y saquean las iglesias ortodoxas; estas ya no funcionan en el territorio de Ucrania. Un veterano salió para celebrar el 9 de mayo el <<Día de la Victoria>>, portando orgulloso sus medallas, un grupo de personas anti-rusas lo golpearon hasta casi ocasionarle la muerte-.

El segundo es un amigo de la facultad, Serioga, él vive Nova Kajovka. Esta ciudad está ubicada en la región de Jerson, Ucrania, a orillas del gran río Dniéper. Después de la ocupación y liberación de la población rusa, por el ejército ruso, en febrero de 2022, ahora pertenece a Rusia. Él comenta que -en Nova Kajovka conviven múltiples nacionalidades de todas partes de la ex Unión Soviética. En las familias no hay conflicto por el suceso de la guerra, de hecho, están agradecidos con el gobierno ruso, ya que se creó un programa de apoyo especialmente para población que está en el proceso de integración a Rusia-. Les dieron la posibilidad de escoger dónde vivir y libre tránsito en territorio ruso, tienen apoyo económico y un certificado para comprar una vivienda. Mi amigo, por ejemplo, se va a mudar a la ciudad de Krasnodar y comprará un departamento, ya que después de la destrucción de la presa Kajovka, del río Dniéper, decidió salirse de Nova Kajovka. 

Otra amiga rusa, Sveta, me comentó: -parece que la guerra es buen negocio para algunos empresarios y gobiernos, por eso no quieren que termine-.   

En pláticas con mis amigos puedo percibir que cada persona defiende su postura, su ideología y la política de su gobernante, totalmente distinto de los medios de comunicación. Claro que tienen la razón, el ser humano debe defender su patria, su ideología y su familia, sin eso quiénes seremos, por naturaleza somos animales con identidad propia y pertenecemos a una sociedad.  Cada gobierno da noticias a favor de su posición y tácticas, llena de propaganda contra la nación enemiga, alimentando el odio.

Pareciera que no les interesa el sufrimiento de los pueblos, escondiendo la verdad de los sucesos y culpándose uno al otro. Mientras tanto, mueren los jóvenes que alistaron a la guerra y los cementerios se llenan; como se llenan las madres y familias con dolor. Algunos países aprovechan como <<entremediarlo>>  con la venta de petróleo y cereales. Los poderosos esperan en nombre de la geopolítica y dividen el mundo por su antojo. A los seres comunes nos queda esperar hasta cuando se les antoje parar esta guerra, que no ha llevado nada bueno.  

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