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El estado de México, Jalisco y Chiapas son los territorios del país donde se concentraron las mayores cantidades de personas de 3 a 17 años que no asistían a la escuela y no contaban con la educación obligatoria en 2022, principales características del rezago educativo, de acuerdo con el análisis que realizó la Red por los Derechos de las Infancias en México (Redim).

Con base en los datos de la medición de la pobreza del 2016 al 2022 que presentó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se destaca que uno de cada cuatro niñas, niños y adolescentes con rezago educativo en el país residían en estos tres estados en 2022.

Año en el que Chiapas presentó un porcentaje de rezago educativo entre la niñez y la adolescencia de 15.8 %, que en datos duros son 286 mil 322 niñas, niños y adolescentes (NNA).

Esta cifra representó una disminución de compararse con el año 2020 que acumuló un 16.3 %; sin embargo, representó un aumento con respecto al 2016, que tuvo un balance porcentual de 14.2 %.

A nivel nacional, en 2022 el 11.6 % de la población nacional de entre 3 y 17 años presentaba rezago educativo. Esto significaba que 3.8 millones de NNA en el país no asistían a la escuela.

Otro dato preocupante es que de 2016 a 2022 el porcentaje de NNA con rezago educativo aumentó en el país 0.9 puntos porcentuales, al pasar de 10.7 a 11.6 %; es decir, pasó de 3.7 millones a 3.8 millones.

La Red sostuvo que es necesario que el Estado mexicano tome serias medidas, como facilitar la educación básica y media superior en lenguas indígenas, capacitar al personal docente para atender poblaciones con discapacidad, proveer becas para el estudio y echar a andar programas para la reintegración en el sistema escolar de NNA que hayan abandonado sus estudios.

También expusieron que se identificó una alta tasa de deserción escolar, específicamente en la población que debería asistir al nivel medio superior.

Para evitar que esta situación empeore, “son necesarios mecanismos que cubran el costo de oportunidad de iniciar en la vida laboral, difundir información sobre el embarazo adolescente e incentivar durante los años de educación secundaria los probables beneficios de continuar en la trayectoria educativa”.

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